Lo robamos camino a la casa de Lucía y Juan. Durante una época lo llamábamos el predicador, porque tenía sus brazos extendidos hacia el cielo. Después creció demasiado y la semejanza se perdió.
Lo compramos en una florería de la Avenida Santa Fe. Fue en abril o mayo; se sostuvo todo el invierno sin ningún riego. Con la primavera y el agua se recuperó.
Fue un regalo de Marcelo. Lo trajeron de un viaje por La Rioja. Las espinas se adhieren a la piel con mucha facilidad, y al intentar despegarlas se desprende el bracillo. Nos dijo que esa era su estrategia de propagación: los animales lo llevaban lejos.
Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis. El único que tenía una etiqueta con el nombre latino; quién sabe si el correcto. Lo compramos en una florería de la calle Bonpland. Tuvo un año malo pero luego se recuperó.